sábado, 1 de octubre de 2022

40 x Malvinas - Nota 34: Entrevista a FLAVIO EMPARANZA (58) - VGM

Cuando Flavio volvió de la guerra terminó la secundaria y estudió el Profesorado de Disciplinas Industriales. Ejerció la docencia y fue directivo en una escuela técnica. Hoy es docente jubilado y productor pecuario.


Entrevistadoras: Florencia Mercado León - Yuliana Gamarra



  • Nombre y apellido: Flavio Emparanza
  • Edad: 58
  • Lugar de nacimiento: Gral. Campos, Entre Ríos
  • Fecha de nacimiento: 06/07/64
  • Lugar de residencia: General Campos, ER.
  • Familia: casado, 2 hijos
  • Rol en la guerra: Operaciones (Cabo 2do)
  • Periodo en el que estuvo en Malvinas: 13/04 - 16/06/1982
  • Ocupación actual: Productor pecuario



¿Qué opinás sobre los 40 años de Malvinas?

Para mí ha sido un gran año porque cuando más pasa el tiempo se reviven muchos momentos y para nosotros es más significativo. Se está comunicando más el tema. Yo tuve la oportunidad, dando clases, de charlarlo, y ahora se le ha dado un poco más de importancia en las escuelas. Nosotros cuando vamos a hacer charlas no vamos a hacer una apología de la guerra sino a que aprendan lo que vale la vida y lo que es ser argentino y valorar lo que realmente tenemos. Me pareció que este es un año especial y ya nos estamos poniendo viejitos, es hora de empezar a decir algunas cosas que por ahí las teníamos guardadas.


¿Cuándo y cómo te enteraste que ibas a quedar abocado a la guerra? ¿dónde estabas?

Yo estaba en 3er año acá en la técnica de Concordia y junto con un compañero decidimos entrar a las Fuerzas Armadas, en el año 80, teníamos 15 años. Entramos en la Escuela de Mecánica de la Armada y después de haber hecho una capacitación exigente, a los dos años me mandaron a la unidad que me correspondía que era la Vicecomodoro Semillero, el buque en el que yo estuve en la Armada, que estaba en Ushuaia.


Yo estaba de licencia en General Campos y en esa época no había forma de comunicarse, solamente por carta o por teléfono, y en el pueblo había solamente dos. Entonces por radiograma a través de la policía me trajeron un mensaje que me tenía que presentar urgente, eso ocurrió el día 1 de abril. Yo tenía más días de licencia y pensé que algo raro pasaba porque me estaban llamando, no lo pensé dos veces, me fui. Me tomé un colectivo a Buenos Aires y allí todo el mundo estaba con banderitas y uno no sabía qué pasaba y supuse que algo grave era.





Y ese compañero con el que viajó, fue también…

Sí, Rigoni, quien falleció en Concordia, con él fuimos juntos. El se salvó del crucero y se murió hace poco, estaba enfermo, no pudo resistir. Y el otro se hizo oceanógrafo, a él no le tocó la guerra, en el año 82 él estaba todavía en la escuela.


¿Tu familia sabía que ibas a la guerra, qué te dijeron, qué pensaron?

No, nunca supieron porque no me pude comunicar con ellos. A mí no me dijeron que nos íbamos a la guerra, yo suponía, ni nos dijeron que estábamos en guerra.


¿Cómo viviste la guerra?

Como a los chicos que les gusta andar en la moto sin escape y andan mirando hacia atrás queriendo escuchar cómo suena y no miran si vienen autos o el semáforo, algo que yo todavía no puedo entender. Cero consciencia, así estábamos nosotros a los 17 años. Sabíamos que estábamos en guerra, teníamos un poco de miedo pero recién tomé conciencia cuando formé mi familia y cuando tuve mis hijos. Ahí me puse en el lugar de mis padres, recién ahí en el año 92 cuando nació mi primera hija. Nos pasó a todos, a la mayoría y ahí entendí por qué, cuando nos sobrevuela el mismo helicóptero que bombardeó al compañero nuestro, el segundo comandante entró en shock, tenía unos 40 años. La única orden por la que hoy estamos aquí nosotros fue por la que dio el comandante nuestro de prender las luces del buque, nos hicimos visibles, como que les dijimos acá estamos hagan lo que quieran.


Durante la guerra ¿tuviste contacto con tu familia? ¿de qué forma?

Sí, por carta pero muy parcialmente, una carta o dos. Yo recibí noticias de ellos a fines de mayo, una carta en Río Gallegos de una tía de mi papá, de mis hermanos, de mis primos de acá. Y vinieron rayadas porque eran abiertas antes nuestras cartas por si había algo que afectara nuestra moral.






¿Sufriste la escaséz de alimentos?

Sí. Nos comimos todos los fiambres feos, yo me comí todo, me hice un puñado de grasa de la parrilla donde se guardaba la carne. Y tampoco teníamos agua, teníamos que tomar dos veces al día nada más, un poquito a la mañana y un poquito a la noche, tomábamos sólo esas dos veces por día. El ingenio se agudiza cuando hay miseria. Uno de los buzos que iba con nosotros sacó el revestimiento de un electrodo, fabricó anzuelos y con la piola de la guía, con otra piola más finita y unos pedacitos de grasa que habían quedado de restos de carne podrida, pescamos. El primer pescado lo comió una gaviota, después pescamos varios peces y estuvimos más o menos cuatro o cinco días comiendo eso hervido hasta que pudimos llegar a Río Gallegos.


¿Cómo describirías el momento en el que se terminó la guerra?

Para mí en realidad fue como un alivio, yo perdí 12 kilos. Era como un alivio porque ya veíamos que la guerra no la podíamos ganar en esas condiciones.


¿Necesitaste ayuda psicológica en posguerra?

Posiblemente sí, pero nunca lo hice (nunca se trató). Yo nunca me traté, una sola vez hablé con un psicólogo que estaba capacitado para el tema y nos atendieron a varios juntos. Es lo que necesitaríamos todos pero es lo que el estado tendría que haber hecho con nosotros y nunca lo hizo.


¿Te prohibieron hablar de la guerra?

Al principio sí porque en realidad se tomó como que no había pasado nada y había pasado mucho.


¿Volverías a Malvinas?

Tengo la suerte de poder decir que sí por algún lado porque me encuentro bien físicamente, hago deportes, no todos los veteranos están como yo. Muchos mayores, muchos con problemas psicológicos, yo no quiero decir que no los tenga, me he quebrado varias veces dando charlas.


¿Cómo los recibieron cuando volvieron de Malvinas?

Mi recibimiento fue muy triste porque nadie me recibió, yo llegué a mi casa después de dos días de viaje, desde Puerto Deseado hasta mi casa. Nadie nos recibió. Después tuve que volver a trabajar, volver al buque, tuve unos días de licencia nada más.


¿Qué sintió en el mundial 86 cuando le ganamos a los ingleses?

Fue muy bueno, muy lindo, lo tomamos como una revancha. Fue lindo, una linda experiencia.


¿Forma parte del centro de veteranos?

Sí, del de acá de Concordia.


Cuando fuimos al centro nos dijeron que a cada veterano en la casa le van a poner una placa para que los reconozcan los vecinos

Yo no lo pido, me da vergüenza. Este año me pusieron el nombre en un aula en la escuela de la viña, yo no la conozco. Estoy agradecido.






¿Que opinás acerca de que el 2 de abril no se festeje como un acto escolar, en formato 1?

Cuando yo iba a la escuela existía el acto en Forma 1, hoy solamente queda relegado a las ganas que tenga el profesor o como haya sido formado, y hoy están muy ideologizados sobre todo en la parte social. Me parece que debería volver a la Forma 1. El gremio de Agmer, que una de las representantes es de mi pueblo, Ana Delaloye, me dice siempre que han mandado nota pero que no han contestado.


¿Pensás que algún día recuperaremos las Malvinas?

Es la idea que nosotros tenemos, nos gustaría que se recuperen. Inglaterra no se hizo miles de kilómetros porque le gustaban las islas y querían salvar a los kelpers. En la guerra todos pierden, el que pierde pierde y el que gana también pierde.


¿Qué te parece nuestro proyecto “40 x Malvinas”?

Está buenísimo, es lo que nosotros hubiéramos querido que empiece hace mucho, nunca es tarde. La idea es que ustedes sepan todo lo que hicimos nosotros y les puedo asegurar que Malvinas es hoy en Argentina lo único que une a todos los argentinos. No hay grietas con Malvinas salvo algún fanático que pueda haber por ahí como en todos lados hay, y nosotros en vez de aprovecharnos de eso lo desperdiciamos. Nosotros lo hacemos por la memoria de nuestros compañeros y se lo venimos a volcar a ustedes para que vean lo que es valorar el esfuerzo que hicimos nosotros porque ofrendamos nuestras vidas sin pedir nada a cambio. Yo tenía una gran responsabilidad dentro del buque, tenía de recibir un mensaje, mal o bien, era importantísimo porque era la única forma que teníamos de comunicación con el continente y de eso dependían las 44 vidas, inclusive la mía. Yo hacía guardia de 20 a 8 de la mañana, elegía la noche porque no me gustaba dormir durante la guerra, tenía miedo de que nos bombardearan de noche.









Proyecto educativo “40 x Malvinas” - Estudiantes de 6to “A”: Ezequiel ACOSTA - Katherine BREGANT - Nadia CABRERA - Joaquín DÍAZ - Marisa ESPÍNDOLA - Valentina FERREYRA - Lourdes FETTER - Mirko GALLEGOS - Yuliana GAMARRA - Gabriel GÓMEZ - M. Lucía KERLIN - Ana Paula MAIDANA - Valentina MARCOGIUSEPPE - Carola MARQUÉS PONTELLI - Candelaria MARSILLI - Eugenia MERCADO LEÓN - Florencia MERCADO LEÓN - Ivana MOLL - Luz ROBALLO - Docentes: Lic. Liliana Rueda – Prof. Gabriela Solís - Escuela Secundaria N°18 “Vélez Sarsfield” - Concordia - Entre Ríos – Argentina

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