sábado, 1 de octubre de 2022

40 x Malvinas - Nota 28: Entrevista a GUILLERMO PÉREZ (69) - VGM

 Guillermo estuvo en tres etapas distintas en Malvinas: formó parte de la recuperación, estuvo durante la guerra y finalmente cumplió la función de custodio de los buques ingleses que traían soldados argentinos al continente. Cuenta que el hundimiento del HMS Sheffield lo puso contento, pero también triste, porque en ese buque tenía amigos que había conocido cuando se perfeccionó en Inglaterra antes de la guerra



Entrevistadoras: Luz Roballo - Florencia Mercado León


  • Nombre y apellido: Guillermo Pérez
  • Edad: 69
  • Lugar de nacimiento: Concordia, Entre Ríos
  • Lugar de residencia: Concordia, Entre Ríos
  • Familia: casado, tres hijos
  • Rol en la guerra: Cabo 1, Técnico en Comunicaciones
  • Período en el que estuvo en Malvinas: 28/3 - 8/7/1982
  • Ocupación actual: Técnico en Ortopedia



¿Qué sentiste cuando te dijeron que debías ir a la guerra, y que pensó que sintió tu familia?

Yo pertenecía a la operación Rosario, la operación que fue preparado durante el '80 y '81 para ingresar a Malvinas, para la recuperación, nadie lo sabía. Yo en ese momento me encontraba navegando en el Ara Santísima Trinidad que fue el buque que comandó la operación Rosario.

A nosotros nos avisan el 1 de abril a la mañana que salgamos a cubierta y que miremos el horizonte, en el horizonte se vislumbraba un montículo de tierra y nos dijeron que eso era Malvinas y que nosotros íbamos a andar cerca de allí, pero que nos quedáramos un rato más que desde el cabo San Antonio alguien iba a hablar y nos iban a explicar qué hacíamos nosotros en ese lugar. Nosotros pensábamos que íbamos a una guerra contra Chile por el Beagle, llevábamos muchos soldados infantes de marina, llevábamos más de 80 en otro buque, pero con armamento y municiones de guerra y eso no es normal. Nos decían que íbamos a hacer un ejercicio, una práctica. Así que por medio de la radio nos comunican que íbamos a recuperar Malvinas y que nosotros íbamos a ser los primeros en llegar. Ahí nos enteramos que íbamos a Malvinas, eran las 10 de la mañana del 1 de abril. La orden había que cumplirla y cuando quedamos a 16km de las Islas paramos, ya eran las 21h, era un día viernes, era semana santa, nos dijeron que había que desembarcar, tiramos los botes de goma al mar y ahí empezaron a desembarcar los soldados, los infantes de marina que estaban preparados para recuperar Malvinas. La sorpresa fue grande, no pudimos avisar a nuestras familias, no sabíamos si se habían enterado.


¿Cómo viviste la guerra, cuál era tu tarea o función?

Yo participé en la recuperación de Malvinas, en la defensa de Malvinas y en la custodia de los buques ingleses que traían prisioneros desde Malvinas al continente. Empecé el 28 de marzo y terminamos el 7 de julio, me tocó todo el período completo viviendo tres etapas. En la primera etapa, vos tenías que desembarcar en las islas y no podías provocar bajas al enemigo, porque nos habían dicho que íbamos por cinco días de combate, no podíamos tirar a matar, no podíamos ocasionar bajas. Nuestra función era arriar la bandera inglesa, izar la bandera argentina y defenderla como mínimo tres días. Si lográbamos eso era suficiente y ahí nos volvíamos, quedaba en Malvinas un pequeño grupo para defender la costa. Se estaban por cumplir 150 años de que la bandera inglesa flameaba en forma ininterrumpida en las Islas, por eso había que arriarla, había que interrumpir los 150 años y así tendríamos 150 años más para negociar. Con esa idea fuimos. Nosotros estábamos más al sur, desembarcamos a pie y éramos poquitos.


Logramos recuperar Malvinas. Sorprende al mundo que sin ninguna gota de sangre enemiga logramos la rendición. Esa fue la operación Rosario. Ahí nosotros seguimos patrullando las islas cuatro días más y nos volvimos. Veníamos con la ilusión de que nos iban a dar licencia, habíamos cumplido nuestra misión. Cuando llegamos a puerto nos ordenan que debíamos volver al sur nuevamente, que avisemos a nuestras familias. En esa operación estuvimos hasta el final de la guerra, cuando la guerra termina el 14 de junio, nosotros volvemos nuevamente a nuestro puerto con la esperanza también de que íbamos a tener licencia. El día 16 recibimos otra orden de que teníamos que regresar otra vez al sur, había que custodiar los prisioneros argentinos que estaban en las Islas y custodiar los buques ingleses que llegaban al continente, a la zona de Puerto Madryn. Esa parte para mí fue muy dolorosa, yo tuve contacto directo con la miseria de la guerra, con el dolor de la guerra, cuando veo desembarcar a soldados que sentían miedo porque ellos pensaban que los llevábamos a matar, ellos veían los camiones que estaban todos cerrados y los colectivos todos tapados, un soldado sale de la fila y yo le digo que vuelva a la fila nos dice: no, ustedes nos van a matar. No, le digo, vuelvan porque se van a su casa. Y el soldado me dice: “yo entiendo el idioma de ustedes, yo entiendo tu idioma”, yo: "pero si somos hermanos". No, dice, ustedes nos llevan a matar, y me señala los camiones. Y ahí se les dio permiso a muchos para que vayan al pueblo.


Los soldados tenían desesperación por el pan, venían con el 30 y 40 por ciento de la masa muscular perdida. Esa parte fue la más cruenta que me tocó vivir y ahí decido dejar la carrera militar. Yo a la guerra la soporté sin ningún problema pero vivir eso para mí fue muy traumático, me afectó psicológicamente muy feo. Ya llevaba casi 15 años de marina, era especialista, me había especializado en Inglaterra con los buques de primera línea, estaba preparado para otra carrera más y decido pedir la baja.





¿Tenés guardadas cartas, y qué recuerdos te traen?

He recibido muchas, algunas de mis familiares, otras cartas que escribían de las escuelas. Decían "los que sean de Entre Ríos que levanten la mano" y dentro de esos los de Concordia, si había de Concordia. Esas cartas las escribían en las escuelas, era a un soldado desconocido, vos no sabías quien te escribía. Un helicóptero con dos o tres bolsones de carta y la tiraba al buque, algunas caían en el buque, otras caían en el mar, estas se perdían. Las cartas tenían un sello y eso te acercaba mucho a tu casa, te acercaba mucho a tu familia, porque vos decías: ah me escribieron de “Comercio 1”, yo he leído cartas de la Escuela Normal y yo vivía cerca en ese tiempo, yo vivía en Andrade y Perú. Eso te sacaba del frío de ese momento y vivías tu vida distinta. Las cartas nos hicieron muy bien a nosotros.


¿Cómo fue la vuelta de Malvinas?

La vuelta sinceramente no la recuerdo, quisiera acordarme y no puedo, estuve en tratamiento psiquiátrico por ese tema, yo no sabía que no lo recordaba. Una vez un soldado no se acordaba cómo fue el fin de la guerra, teníamos dudas si la guerra había terminado el 10 de junio o el 14 de junio. Entonces estábamos reunidos acá y tratábamos de contarnos nuestros problemas y uno de los soldados dice que no se acordaba, y le digo "cómo no te vas a acordar, de la guerra yo me acuerdo de todo". Y ahí me di cuenta de que yo no me acordaba, ni me acuerdo, de ese período desde el 7 de julio al '83 casi, y hasta el '84 en que yo me veo firmando la renuncia al Ministerio de Defensa, yo quería renunciar de la parte militar. Ese lapso yo no lo tengo y el psiquiatra dice que si no lo quiero recordar la mente sabrá por qué.


¿Cómo describirías el momento en que terminó la guerra?

Hubo dos etapas. Durante la guerra cuando hunden un buque inglés (se refiere al HMS Sheffield), nosotros estábamos muy contentos pero a su vez muy tristes, porque en ese buque venían muchos amigos nuestros, con ese buque nosotros habíamos practicado, éramos compañeros de escuela. Antes de la guerra yo me había ido a perfeccionar a Inglaterra, nosotros íbamos todos los días a Londres a estudiar , o a la otra base, todos juntos, argentinos e ingleses. Y todos los fines de semana nosotros salíamos a los boliches con ellos y un compañero mío se casó con la hermana de un compañero veterano del Sheffield, inclusive vive hoy en Inglaterra, casi todos estábamos de novio con parientes, primas, hermanas de ellos. Nos avisan que la guerra había finalizado, y vos querés que la guerra termine, no sabés quién ganó y quién perdió, vos querés volver a tu casa. Fue doloroso sentir que habíamos perdido y regresar derrotado fue muy difícil, el triunfo tiene muchos padres pero la derrota es huérfana, y a nosotros nos tocó vivir huérfanos. Por ejemplo en Madryn muchas veces nos insultaron por haber perdido. Nosotros tenemos responsabilidad sobre la pérdida de la guerra pero no somos culpables, nosotros fuimos a combatir, nos tocó perder.





¿Qué reflexión podés hacer sobre los suicidios de varios Veteranos?

Yo puedo compartir la vivencia de un veterano que fue Sírtori, que se encuentra detrás nuestro (se refiere al cartel que hay detrás de él con los rostros de Veteranos), con una cintita negra, un chico normal, económicamente estable, socialmente estable. Nos fuimos a Rosario por el día de la Bandera y cuando regresamos, al encontrarnos con tanta cantidad de soldados y compañeros nuestros a él se le ocurrió que íbamos a la guerra. Se le puso en la cabeza que íbamos a la guerra y ahí quedó mal y no se pudo recuperar. Se lo cuidaba mucho, los compañeros lo cuidaban pero un día alguien se descuidó, y aparece ahorcado. Perder un compañero por un suicidio es muy difícil, hoy tal vez se viviría de una forma distinta, porque tenemos otra conciencia. No nos olvidemos que en ese momento hacía muy poco tiempo que había terminado la guerra, éramos casi todos jóvenes, no teníamos los conocimientos que tenemos hoy.


Es muy difícil porque el dolor todos lo llevamos adentro, porque a la guerra vas pero no volvés igual, siempre volvés roto, hayas ganado o hayas perdido. Porque los ingleses también se suicidan, también se han quitado la vida, de ellos han ido gente muy joven y no han soportado la guerra, no han soportado que sus compañeros ya no estén. Yo diría que hoy estamos más preparados, con la contención médica que hay, con la posición económica que ya ha mejorado un poco, con la salud que tenemos ya estamos más controlados. Ya hoy si no vamos a un psiquiatra es porque nosotros muchas veces no queremos pero la posibilidad la tenemos, al menos en Concordia, hay ciudades que no la tienen, como Corrientes que carece de asistencia médica.





¿Qué te parece nuestro proyecto “40 x Malvinas”?

Nosotros gracias a las escuelas pudimos hablar, al hablar hemos sacado mucha oscuridad de nuestro interior y ver que hoy a 40 años hay profesores, maestros, alumnos que se interesan, para nosotros es un gran honor. Es como un legado que nosotros nos sentimos obligados a entregárselo a ustedes, les entregamos una responsabilidad, ustedes tienen unas armas muy poderosas en sus mochilas, que son el conocimiento, los libros y la capacidad que pueden llegar a tener para estudiar y comprender. Porque no se puede amar lo que no se conoce, y no lo puedo defender si no lo amo. Si ustedes logran amar esto lo van a defender pero primero tienen que conocerlo. Desgraciadamente esto para ustedes no es gratis, cuando salgan por esa puerta van a salir con una responsabilidad, ya conocen que es el sentimiento y qué es una guerra. Nosotros nos sentimos muy orgullosos de que ustedes estén interesados en esto y agradecer a quienes los inducen para que esto sea interesante.








Proyecto educativo “40 x Malvinas” - Estudiantes de 6to “A”: Ezequiel ACOSTA - Katherine BREGANT - Nadia CABRERA - Joaquín DÍAZ - Marisa ESPÍNDOLA - Valentina FERREYRA - Lourdes FETTER - Mirko GALLEGOS - Yuliana GAMARRA - Gabriel GÓMEZ - M. Lucía KERLIN - Ana Paula MAIDANA - Valentina MARCOGIUSEPPE - Carola MARQUÉS PONTELLI - Candelaria MARSILLI - Eugenia MERCADO LEÓN - Florencia MERCADO LEÓN - Ivana MOLL - Luz ROBALLO - Docentes: Lic. Liliana Rueda – Prof. Gabriela Solís - Escuela Secundaria N°18 “Vélez Sarsfield” - Concordia - Entre Ríos – Argentina

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