REALIZADA POR LOS ALUMNOS DE 6TO "B" ESCUELA SECUNDARIA N°25 "GRAL. SAN MARTÍN", CONCORDIA. PROGRAMA "JÓVENES X LA MEMORIA" 2015 - ENTRE RÍOS - ARGENTINA.
Martín es nuestro profesor del espacio curricular “Educación, comunicación y nuevas tecnologías” y también da "Tecnología" en 3ero “D” en nuestra escuela, además, es docente en la Escuela de Educación Técnica N°1 de “Tecnología” y “Dibujo Técnico”. Es profesor de Educación Tecnológica y Sommelier, da clases de “Enología” y “Cocktelería” en el IGA, de “Sommelier” en la UNER y de rugby (es el fundador del primer club de rugby de la ciudad), de ajedrez, de inglés y de matemática de forma particular.Prof. Horacio Cazenave |
¿Cuál fue su experiencia profe en
relación a “La noche de los lápices”?
La experiencia es la que
yo tuve en la Facultad de Ingeniería de La Plata que es en la calle 1 y 47, y
al lado de la Facultad de Ingeniería está el Colegio Nacional. Todo ocupa una
cuadra y media del Colegio Nacional y después del Colegio Nacional estaba el
comedor universitario. Entre el Colegio Nacional, el comedor universitario y la
facultad, a cuatro cuadras para atrás, en donde hay distintos departamentos:
física, matemática, dibujo técnico, todo, en la época que pasó lo de “La noche
de los lápices”, todos nos íbamos a la facultad hasta las diez de la noche y lo
que sucedía en el Colegio Nacional en ese día, en ese momento, no pasó tanto,
no transcendió tanto en nosotros, en la universidad, porque nosotros estábamos
viviendo otros despelotes parecidos. Llegabas
a la facultad a las diez de la mañana y te ibas a las diez de la
noche y en algún momento de la tarde en la facultad se armaba un tole tole, le
llamábamos tole tole de repente tomaban la facultad cierto grupo de estudiantes
de una cierta línea política y del otro lado, venía la policía y el ejército y
hacían barricadas y las barricadas eran toda la Facultad de ingeniería, todo el
Colegio Nacional y todo el comedor universitario.
¿Qué reclamaban?
Que reclamaban,
reclamábamos este… mayor libertad y que pudiera haber elecciones libres en los
Centro de Estudiantes, reclamábamos todo lo que se reclama dentro de la
universidad que era normal. Lo que sí reclamaban, nuestros compañeros de
secundaria que no eran compañeros nuestros y no les dábamos ni pelota porque
eran secundarios… nosotros en la universidad era como que el conflicto era en
contra de la policía y de las fuerzas armadas, era un poco mayor, era más
gente, había gente supuestamente armada, había gente metida adentro de las
organizaciones que vos ya sabías que pertenecía a cierto grupos semi
guerrillero o algo. En cambio, el
Colegio Nacional no, era de chicos de como ustedes pero con una afan
nacionalista muy fuerte y con mucho más para adelante y cinta, engorrosamente metidos en la parte
política ok, no eran del ERP, no eran Montoneros, no era de la fv, de la fvp, esas eran ya
organizaciones practicante muy bien organizadas. El Colegio Nacional, a ellos
les aumentaron el boleto estudiantil ponele, en valores de hoy de 50 centavos a
$1 peso, y dijeron “no, a esto no lo aguantamos”.
Jésica, Florencia, Antonella, Andrea, Sebastián, Luciana, Giorgina, Soledad, Luciana, Luciano, Emily y Vanesa junto al Prof. Horacio Cazenave, en el aula de 6to B. |
O sea ¿ellos querían cosas más justas
para seguir estudiando?
Estudiar, estudiábamos
todos tanto ellos como nosotros…
Claro ¿pero al subir el colectivo
había gente que no podía ir a estudiar?
No, si podía ir lo que
pasa que era una muy buena excusa para protestar ante un gobierno muy
autoritario, un gobierno militar que estaba en ese momento, no era gobierno
militar perdón, era en 1975; estaba Isabel Martínez de Perón con el gobierno,
pero ya había mucho malestar estudiantil contra todos la parafernalia militar
que estaba atrás del gobierno de Isabel. Entonces, que es lo que pasa cualquier
excusa, y esa era muy valedera porque era todo muy barato, que no se mal
entienda el tema, nosotros almorzábamos por día en el comedor universitario a
lo que valdría hoy por $2 pesos; $2 pesos al medio día, $2 pesos a la noche y
había entre seis mil diez mil estudiantes que almorzábamos en el centro, en el
comedor universitario, tenías que hacer tres horas de cola. Los del Colegio
Nacional protestaron porque era una medida muy de la ciudad de La Plata,
nosotros protestábamos como protestaban todas las universidades del país,
entienden, era otro tipo de protesta. Se tomó noción de que fue lo que pasó en
el Colegio Nacional de La Plata un año o dos años después, cuando descubrieron
varios de esos alumnos desaparecieron, como desaparecieron un montón de
compañeros míos. Yo tenía doce compañeros que vivíamos juntos en La Plata y de
esos desaparecieron seis, y cuando ellos (se refiere a algunos alumnos de 6to
B) me preguntaron si yo podía hablar de este tema, me comuniqué con la ex mujer
de un desaparecido, Marcos, él íntimo amigo mío, este… Leonor la mujer de él,
los dos estaban muy metidos, pero muy metidos mal. Yo lo perdí de vista durante
un tiempo cuando ellos ya estaban muy metidos en un grupo armado muy peligroso
y un día me los encontré en el departamento de la madre de ella y los dos ya
tenían nombres de guerra. Qué pasa, cuando las organizaciones guerrilleras
pasaban a la clandestinidad, todo el mundo tenía un nombre de guerra, un
seudónimo, vos te llamabas Marcos, ella
se llamaba Pepa y a todo el mundo, y a mí en chiste, yo no pertenecía a ninguna
de ellas, me pusieron Antoine, ellos me llamaban Antoine porque era amigo de
ellos. Si yo… si a mí me llegaba agarrar alguna pesquisa militar y se enteraban
de que me llamaban Antoine, desaparecía, nada más que por eso, y si me
preguntaban quién te puso Antoine y yo decía ‘ah, mi amigo Marcos y Leonor’ que
eran los nombres verdaderos de ellos, pero yo no sabía cuál era el nombre de
guerra de ellos porque si lo llegaba a saber ellos corrían el riesgo de que a
mí me aprieten y saltaran ellos y los buscaran a ellos, entonces, era todo muy
muy callado. El tema de “La noche de los lápices” muestra un 10% de la batalla
infernal que había en esa época, ibas a la facultad a las diez de la mañana
tomaban la facultad y se armaba un tiroteo de balas de goma, de gases
lacrimógenos y nosotros nos quedábamos bajo las mesas de dibujos, así
atrincherados para que no nos peguen las balas de goma, o taparnos los ojos o
prendiendo fuego una goma para contrarrestar el gas lacrimógeno y poder
respirar, y así te quedabas hasta las diez de la noche o hasta las tres de la
mañana, cuando realmente se abría la valla de la policía y había terminado el
conflicto. Y atrás nuestro tenías barricadas en todas las callecitas que había
dentro de la facultad, barricadas con la gente que pertenecía a la facultad o
que pertenecía a algunos de esos grupos que no sabías de qué era, y yo tenía 17
años ya estaba en primer año en la facultad y a los 17 años tenía que comerme
todos esos despelotes, a los 18 años, segundo año en la facultad, ya estaba con
mucha más experiencia y me tenía que comer todo ese despelote.
Yo entré en el ‘74
y en el ‘75 fue “La noche de los lápices” y yo dije: esto es muy infernal, muy
fuerte, acá no se puede estudiar. Si me quieren preguntar por qué, cómo me
salvé y por qué muchos de mis compañeros desaparecieron y yo no, ¿saben por
qué? Porque yo me dedicaba a hacer deporte también, o sea, yo desde los 8 años
de edad pertenecía a un club e iba creciendo deportivamente, a los 18 años me dijeron ‘entrénate que vas a
llegar a primera división pero entrénate mucho y no faltes nunca al
entrenamiento’ y yo tenía martes, jueves, y sábados entrenamiento y partidos y
no faltaba nunca porque si faltaba no ganaba mi puesto en el club en el equipo.
Entonces, los muchachos me decían: “no, quédate que hay guerrillas, que hay
despelotes, que hay manifestaciones” , “sí muchachos pero yo a las nueve tengo
que andar corriendo en la cancha” y me iba antes para a las nueve estar en mi
club, con pantalones cortos en pleno invierno a correr, porque yo quería seguir
jugando al deporte que a mí me gustaba y eso en sí, me salvó, porque yo
coincidía con mucha de las ideas de mis compañeros pero primero para mi estaba
la facultad y el deporte .
Cazenave, el del medio parado, en su casa de Adrogué, Buenos Aires. Su amigo Marcos Miguens hoy desaparecido, sentado a la derecha, mirando hacia abajo. 1974. |
¿Cómo definirías esas ideas profe,
cuando vos decís que coincidías con esas ideas?
Porque muchas de las ideas
que ellos tenían eran pro nacionalistas a favor de muchas cosas que hoy ya
están ganadas a nivel nacional, entiendes, después de 30 años de democracia,
después de Alfonsín hacia adelante hay
muchas cosas que ya se ganaron a favor, en aquella época, pleno gobierno
militar y en el despelote que hubo de transición entre que vino Perón vino
Isabelita y después en el 76 cayó Videla de vuelta, era muy difícil todo. O
sea, ir con el pelo largo por la calle ya era sospechoso de ser guerrillero,
juntarte y cantar una canción ya era sospechoso de algo. Si no tenías tu
documento de identidad encima ya era sospechoso y te mandaban a guardar, la
policía y el ejército tenían por día que capturar cierta cantidad de gente, no
importa quiénes fueran pero tenían que cumplir con un mandato, decían: “Bueno, los
viernes tiene que haber 200 tipos en cana. No se, traélos de donde sea”,
entonces habían muchas cosas que nosotros éramos tan inocentes que no teníamos
ni idea del gobierno paramilitar que había y el desfasaje. Pero todo el
nacionalismo argentino que tenían los jóvenes que querían que la argentina
saliera adelante, querían un nacionalismo que había nacido en distinto estratos
sociales de muy alta sociedad pero estaban cansados de la manipulación
política, cansados de la manipulación militar, entonces eran montones de gente
que dijeron nos cansamos, vamos hacer un país más nacionalista y con más
participación democrática de todos y eso era imposible. Toda la democracia que
ustedes ven hoy en aquella época era imposible entienden, entonces siempre
había… el boleto estudiantil que era una pavada había cosas mucho más
importantes para protestar y que realmente vos decías no, y levantabas la
bandera o decíamos queremos votación, queremos esto, queremos ser libres
queremos pin pin pin. Montones de cosas que hoy ya están ganadas en el quehacer
social de la gente, entienden.
¿Y qué recordás puntualmente de “La
noche de los lápices”, de ese día?
Lo que me acuerdo es que
yo no tuve participación, o sea, yo me salvé porque nosotros terminamos la
facultad ese día antes porque había una manifestación… y bueno, el que se podía
rajar se rajaba o te quedabas y corrías el riesgo de que te caguen a tiros o
entrés en cana o bueno… Entonces, “La noche de los lápices” fue mucho más tarde
de lo que nosotros salimos, salimos antes de la facultad, o sea, nosotros a las
cinco ya estábamos yéndonos de la facultad y la protesta y la toma de la
escuela, del Colegio Nacional, fue de noche, como a las nueve de la noche. Al
día siguiente llegué y me dijeron “no sabés el despelote que hubo ayer”, “¿en
dónde?”, “acá al lado en el Colegio Nacional”, “¿Qué hicieron los gurises de
secundaria?”, “hicieron tal y tal cosa”, “ah, mirá, otra vez”. No le dimos ni
importancia porque todos los días sucedía algo parecido, después era la
Facultad de Bellas Artes, después era la Facultad de Arquitectura, después era
la Facultad de Derecho, siempre había un bolonqui o un despelote en algún lugar
distinto, ¿entienden?
¡¿Las personas que quedaban presas…
se quedaban o que?!
La gran mayoría de las
personas que quedaban presas, si iban los padres de los menores de edad, si
iban los padres los sacaban, iban los padres y decían está mi hijo preso en tal
lugar, pero sabían en qué comisaria estaba o en qué dependencia estaba.
¿Y tenían que pagar algo?
No,
no, pero te dejaban seguro una semana adentro o un fin de semana adentro porque
a lo mucho que hacían era capturar gente los viernes y hasta el lunes no salía
nadie.
¿Y dependía de la clase social a la
que pertenecían?
Dependía… no de la clase
social, eran todos iguales. Sí, no había, no estaba tan diferenciado en la
lucha social, la gente bien… porque la gente de clase alta estaba más
comprometida en la lucha guerrillera que la gente común, la gente común los
apoyaba porque la lucha era a favor del pueblo, pero los cabecillas que
pensaban, que organizaban, era toda gente…, hijos de gente de mucho dinero y de
clase social muy alta. Yo te puedo asegurar que mis compañeros eran todos de
Mar de Plata y la familia de Mar de Plata de ellos eran familias muy pudientes,
y los hijos dijeron no nos bancamos más este tipo de manipulación política,
entonces entraron a salir y entonces todo el pueblo los apoyó porque el pueblo
decía… era una ayuda popular sana, entienden. Porque la gente estaba pasándola
mal, entonces era la manera de decir esta es una lucha popular a favor del
pueblo, después cuando el tema se armó
de mucha violencia, de tiroteo de un bando a otro ya la gente le quitó el
apoyo, la gente ya cuando vio que la guerra era a mansalva, eh, ya en el 76,
77, 78 en adelante, la gente ya empezó a quitarle el apoyo ¿Por qué? Porque era
una guerra que ya se sabía quién iba a ganar: las fuerzas armadas, y era a
mansalva, caía quien caía, ¡entienden! tuvieras o no tuvieras participación,
caías, primeros caías y después preguntaban.
Amigos de Cazenave en su casa un domingo en Adrogué, Buenos Aires. Marcos Miguens hoy desaparecido, parado, el flaco más alto, polera negra. |
¿Cómo fue el impacto en su vida
después de lo ocurrido, después de todo lo que vivió en esa época?
Y… muy fuerte, muy fuerte,
porque yo viví dos cambio de gobierno muy importantes, la época de La Plata, la viví en la universidad de La
Plata que fue el gobierno militar de Lanusse hasta cuando vino Cámpora, Perón e
Isabelita, en tres años se armó una batahola en el país muy muy fuerte, porque
los grupos comando guerrilleros tenían más fuerzas que el propio Perón
presidente. Perón los hecha de la plaza, de la Plaza de Mayo cuando dice: esos
estúpidos imberbes y se van y se van de la plaza, se van Montoneros y el ERP, y
dejaron la mitad de la plaza libre y eso era la fuerza militar de la calle,
Perón tenía poder por los sindicatos, y los sindicatos no tenían el poder que
tenían Montoneros y el ERP, y ahí estaba el verdadero poder. Entonces, yo me
había salvado de la Universidad de La Plata, me cambié a Arquitectura a la
Universidad de Buenos Aires, y cuando estaba estudiando Arquitectura, puff,
viene el golpe de Videla y ahí te puedo asegurar que fue de lo peor. A los dos
años de estudiar Arquitectura y yo veía que la gente desaparecía y los mismos
compañeros desaparecían... A uno le salve la vida un día porque no tenía nada
que ver, se lo estaban llevando y yo le dije no, “no, no se lo lleven, pará,
pará que éste es amigo mío y no tiene nada que ver, el pibe estudia, estudia”
pero justo ese día no sé, levantó la mano protestando por algo y ya se lo
llevaban, en la Facultad de Arquitectura
de Buenos Aires y le salvé la vida, le dije: “no, vení, vení conmigo, vamos a
hablar con el profesor y el director”. Y así llegó un momento que dije no
quiero estudiar más, me llamaron y me dijeron “¿no querés irte a Concordia a
trabajar?”, “¿a dónde?”, “y, están construyendo una represa, ¿querés trabajar
de chofer?”, “Si, me voy”, porque era insoportable vivir en la ciudad de Buenos
Aires o en la gran provincia de Buenos Aires y ver como caía gente, como caía
gente muerta, entendés, o por un lado o
por el otro pero era una batalla y vos todos los días escuchabas: “che murieron
6 allá, che 8 por acá o 30, pusieron la bomba por allá, de los dos lados era una
guerra de guerrillas de la cuidad que llegó un momento que vos o perdías un amigo
o no podías ir a ver a tu novia o no podías hacer esto o tenías la vida
limitada según por donde anduvieras. Había una ley que a las diez de la noche
todos los semáforos son verdes ¿sabés lo que es eso en provincia de Buenos
Aires? Todos los semáforos, de todas las avenidas son verdes, no parés en
ningún semáforo porque te hacían una cuchilla con dos autos, te robaban el
auto, te agarraban a tiros y a tu auto lo usaban para otro operativo, de un
lado o del otro, entonces había otras leyes, otras reglas de supervivencia que
me marcaron para siempre.
O sea ¿usted nunca tuvo un daño
físico?
No, me salve por suerte de
todos los tiroteos que tuve, me salvé porque o estaba debajo de la mesa o salí
corriendo para que no me peguen.
¿Y cuánta gente conocida o querida
perdió?
Y… ya te digo, del grupo
de los doce que vivíamos, de Mar de Plata seis desaparecieron seguidos, los dos hermanos Monyó, Marcos y otros dos
amigos míos que no me puedo
acordar el apellido ahora.
¿Y hasta ahora no se supo nada de
ellos?
Nunca, nunca supe nada de
ellos. Yo le pregunte a Leonor los otros días, cuando vos me preguntaste si
quería comentar algo o si quería recordar algo que ustedes me habían pedido y
ella después de que le insistí dos o tres veces por Facebook me dijo: no, no me
animo, no quiero hablar más del tema. Ahora a fin de año va a venir otro amigo
Pablo, que gracias a su actividad se tuvo que ir a San Pablo, Brasil y nunca
más pudo volver. En la época de Alfonsín inclusive el vino, saludó a su familia
y se tuvo que ir porque estaba muy muy marcado por las Fuerzas Armadas y lo
estaban buscando como para decir “no te la perdonamos nunca más” y ahora por
Facebook lo volví a encontrar y me dice que sí, que todos los veranos él vuelve
a Mar de plata a visitar a su familia y bueno… ese es otro de mis amigos que se
salvó pero porque se fue a vivir a San Pablo. Y montones de amigos míos se
fueron a vivir a Suecia, a Europa, a México porque era la única manera de
salvarse.
¿Tuvo algún familiar, primo… ?
No, no, familiares no tuve
ninguno… Sí, sí, como que no, tuve un
primo hermano, sí, Julio Asqueta. Cuando yo estaba en la Facultad
Arquitectura me lo cruzo cerca de la
cancha de Vélez Sarsfield en Buenos Aires y me dice “vení, vení a mi departamento”, me llevó a su
departamento que era en Caballito, no, poco más allá al oeste y yo nunca lo
había visto… “¡hola, cómo te va Julio!” Hacía como diez años que no lo veía y
él andaba con un sobretodo negro hasta el piso, típico de gente que se esconde
todo el tiempo, pero era mi primo y yo andaba en la facultad y en todo… me
llevó a su departamento y cuando llegó a su departamento abrió así el ropero y
tenía un arma 45 y dos metralletas más y
un rifle, él estaba muy metido en la guerrilla en una organización armada muy
fuerte y yo no. Le dije: “me alegro mucho de verte, todo bien, me tengo que ir
a la facultad”, me dice: “bueno, vivo acá, vení a visitarme cuando quieras” yo:
“¡sí!” Y yo dije: nunca más lo vuelvo a ver.
¿Trató de que se una a su
organización?
No, él no, en otras oportunidades
en la facultad de La Plata éramos tan pendejos que… ¿saben lo que hacían?
Discúlpenme si lo que les voy a contar no les va a gustar, repartían mucha
marihuana, en todas las reuniones, así de la escuela o de la facultad a los chicos
que estaban, ¡los mismos estudiantes! Claro los estudiantes de los terceros o
cuartos años venían y decían “¿Quién quiere fumar?”, y repartían a todo el
mundo y prendían un faso y se ponían a fumar, se hacían unas fumatas infernales
pero después de la media hora o una hora que estaba todo el mundo ¡eh, qué
divertido! Te empezaban a llenar la cabeza pin pin pin pin pin pin y así, así
obtuvieron carne de cañón muy barata, y eso es lo que yo les critico, de que
usaron muchos chiquilines que no tenían nada que ver y los usaron,
invitándolos. Claro no solo los drogaban, vos cuando compartís una droga con
alguien ya SOS cómplices de alguna manera, entonces te presionaban con eso,
“cállate la boca porque vos ya estás perdido” y los pendejos no entendían nada,
con tal de que les den un faso chochos de la vida, ¿entendés?. Y yo vi toda esa
situación, yo como me dedicaba al
deporte ya te digo primero, no fumaba, me cuidaba y cuando veía como
manipulaban montones de gente, eran 200, 300 pibes, que estaban fumando todo
gratis, decía “no loco, esto yo no me lo banco discúlpenme, yo me voy”, y eso
fue un poco, el principio de la captación de tanto chicos. Y en secundaria
también sabíamos que la fumata era muy popular y te estoy hablando del año ‘74
no del 2015, como ahora que vos decís “ahí están fumando en la esquina y nadie
les dice nada”, y en aquella época era totalmente peligroso y totalmente
clandestino prender o estar fumando un cigarrillo de marihuana en un
departamento o en una casa.
Cazenave, arrodillado, sweater oscuro, libro en mano derecha. Marcos Miguens, desaparecido, parado a la derecha, polera oscura, mano izquierda en el bolsillo. |
Viene una amiga mía de Inglaterra
y trae la ópera Evita inglesa, la ópera Evita de Lloyd Webber que fue quien la
escribió e hicieron el disco todo en inglés, y abrías la tapa y tenía todas las
letras de las canciones en inglés, poníamos el disco y si lo poníamos fuerte y
nos poníamos a cantar en inglés la ópera Evita que lo único que decía en
castellano era, decía: “santa, santa Evita madre de todos los niños de los
descamisados, de los descamisados” y todo lo demás era en inglés, hicieron una
ópera inglesa que dieron en Londres y que fue el boom del mundo. Nosotros si
nos poníamos a cantar los vecinos oían y llamaban por teléfono y te mandaban la
cana. Y nos pasó un día de poner un poquito más fuerte en la casa de esta amiga
mía que había venido de Inglaterra y empezamos a huir, salimos por la ventana y
empezamos a oír llegar los patrulleros y nos rajábamos, nos rajamos con el
disco bajo el brazo porque nos hacían boleta.
¿Pero por qué?
Porque estábamos
escuchando un disco prohibido por la dictadura, el disco estaba prohibido por
la dictadura como 200 discos más, pero estaba en inglés. Nosotros como habíamos
ido a un colegio inglés, leíamos toda la letra, sabíamos y la cantábamos,
entendés, nos decíamos “que lindo que estaba esto”, pero ya por ese simple
hecho te mandaban la cana los propios vecinos con tal de denunciar, “acá al
lado hay unos guerrilleros cantando algo prohibido”, ¡entendés lo que és!
Entonces, vivíamos en un nivel de paranoia tan, tan, tan fuerte que era muy
difícil subsistir... A mí me dijeron: ¿no querés ir a trabajar a Concordia? Si,
sabés que era como decir me salvo por un tiempo
de todo este despelote.
Curso: 6to “B” - Docente: Lic. Liliana Rueda - Espacio curricular: “Opinión pública y
medios de comunicación” – “Teorías de la comunicación II” - Fecha: julio 2015
Entrevistadores: Florencia ACUÑA,
Lucrecia BALLEJO, Soledad BENÍTEZ, Ayelén FRANCO, Luciano GONZÁLEZ, Sebastián
LÓPES GAITÁN, Belén LÓPEZ, Emily LÓPEZ, Nicolás MAQUIA, Giorgina MARGARITINI,
Luciana MATTIASSI, Luciana RAMÍREZ, Romina RAMÍREZ, Eliana REYNOSO, Antonella
ROJAS, Andrea TECHEIRA, Vanesa TORRES, Jésica VILLAGRA. DESGRABACIÓN Y EDICIÓN: Eliana REYNOSO.
ESCUELA SECUNDARIA N°25 "GRAL. SAN MARTÍN" - CONCORDIA - ENTRE RÍOS - ARGENTINA.
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