lunes, 7 de septiembre de 2015

Entrevista al profesor Horacio Martín Cazenave

REALIZADA POR LOS ALUMNOS DE 6TO "B" ESCUELA SECUNDARIA N°25 "GRAL. SAN MARTÍN", CONCORDIA. PROGRAMA "JÓVENES X LA MEMORIA" 2015 - ENTRE RÍOS - ARGENTINA.

Martín es nuestro profesor del espacio curricular “Educación, comunicación y nuevas tecnologías” y también da "Tecnología" en 3ero “D” en nuestra escuela, además, es docente en la Escuela de Educación Técnica N°1 de “Tecnología” y “Dibujo Técnico”. Es profesor de Educación Tecnológica y Sommelier, da clases de “Enología” y “Cocktelería” en el IGA, de “Sommelier” en la UNER y de rugby (es el fundador del primer club de rugby de la ciudad), de ajedrez, de inglés y de matemática de forma particular.
Prof. Horacio Cazenave
Su experiencia personal ligada al tema que investigamos, “La noche de los lápices”, la vivió como estudiante universitario a mediados de la década del ’70 cuando estudiaba la carrera de Ingeniería en La Plata. Por los tiempos violentos que se vivían en esa época abandonó Ingeniería y se fue a Buenos Aires a estudiar Arquitectura, carrera que también dejó por los mismos motivos y se vino a trabajar a Concordia. Todos estos años vividos marcaron su vida para siempre.

¿Cuál fue su experiencia profe en relación a “La noche de los lápices”?

La experiencia es la que yo tuve en la Facultad de Ingeniería de La Plata que es en la calle 1 y 47, y al lado de la Facultad de Ingeniería está el Colegio Nacional. Todo ocupa una cuadra y media del Colegio Nacional y después del Colegio Nacional estaba el comedor universitario. Entre el Colegio Nacional, el comedor universitario y la facultad, a cuatro cuadras para atrás, en donde hay distintos departamentos: física, matemática, dibujo técnico, todo, en la época que pasó lo de “La noche de los lápices”, todos nos íbamos a la facultad hasta las diez de la noche y lo que sucedía en el Colegio Nacional en ese día, en ese momento, no pasó tanto, no transcendió tanto en nosotros, en la universidad, porque nosotros estábamos viviendo otros despelotes parecidos. Llegabas  a la facultad a las diez de la mañana y te ibas a las diez de la noche y en algún momento de la tarde en la facultad se armaba un tole tole, le llamábamos tole tole de repente tomaban la facultad cierto grupo de estudiantes de una cierta línea política y del otro lado, venía la policía y el ejército y hacían barricadas y las barricadas eran toda la Facultad de ingeniería, todo el Colegio Nacional y todo el comedor universitario.

¿Qué reclamaban?

Que reclamaban, reclamábamos este… mayor libertad y que pudiera haber elecciones libres en los Centro de Estudiantes, reclamábamos todo lo que se reclama dentro de la universidad que era normal. Lo que sí reclamaban, nuestros compañeros de secundaria que no eran compañeros nuestros y no les dábamos ni pelota porque eran secundarios… nosotros en la universidad era como que el conflicto era en contra de la policía y de las fuerzas armadas, era un poco mayor, era más gente, había gente supuestamente armada, había gente metida adentro de las organizaciones que vos ya sabías que pertenecía a cierto grupos semi guerrillero  o algo. En cambio, el Colegio Nacional no, era de chicos de como ustedes pero con una afan nacionalista muy fuerte y con mucho más para adelante  y cinta, engorrosamente metidos en la parte política ok, no eran del ERP, no eran Montoneros, no  era de la fv, de la fvp, esas eran ya organizaciones practicante muy bien organizadas. El Colegio Nacional, a ellos les aumentaron el boleto estudiantil ponele, en valores de hoy de 50 centavos a $1 peso, y dijeron “no, a esto no lo aguantamos”.
Jésica, Florencia, Antonella, Andrea, Sebastián, Luciana, Giorgina, Soledad,
Luciana, Luciano, Emily y Vanesa junto al Prof. Horacio Cazenave, en el aula de 6to B.

O sea ¿ellos querían cosas más justas para seguir estudiando?

Estudiar, estudiábamos todos tanto ellos como nosotros…

Claro ¿pero al subir el colectivo había gente que no podía ir a estudiar?

No, si podía ir lo que pasa que era una muy buena excusa para protestar ante un gobierno muy autoritario, un gobierno militar que estaba en ese momento, no era gobierno militar perdón, era en 1975; estaba Isabel Martínez de Perón con el gobierno, pero ya había mucho malestar estudiantil contra todos la parafernalia militar que estaba atrás del gobierno de Isabel. Entonces, que es lo que pasa cualquier excusa, y esa era muy valedera porque era todo muy barato, que no se mal entienda el tema, nosotros almorzábamos por día en el comedor universitario a lo que valdría hoy por $2 pesos; $2 pesos al medio día, $2 pesos a la noche y había entre seis mil diez mil estudiantes que almorzábamos en el centro, en el comedor universitario, tenías que hacer tres horas de cola. Los del Colegio Nacional protestaron porque era una medida muy de la ciudad de La Plata, nosotros protestábamos como protestaban todas las universidades del país, entienden, era otro tipo de protesta. Se tomó noción de que fue lo que pasó en el Colegio Nacional de La Plata un año o dos años después, cuando descubrieron varios de esos alumnos desaparecieron, como desaparecieron un montón de compañeros míos. Yo tenía doce compañeros que vivíamos juntos en La Plata y de esos desaparecieron seis, y cuando ellos (se refiere a algunos alumnos de 6to B) me preguntaron si yo podía hablar de este tema, me comuniqué con la ex mujer de un desaparecido, Marcos, él íntimo amigo mío, este… Leonor la mujer de él, los dos estaban muy metidos, pero muy metidos mal. Yo lo perdí de vista durante un tiempo cuando ellos ya estaban muy metidos en un grupo armado muy peligroso y un día me los encontré en el departamento de la madre de ella y los dos ya tenían nombres de guerra. Qué pasa, cuando las organizaciones guerrilleras pasaban a la clandestinidad, todo el mundo tenía un nombre de guerra, un seudónimo,  vos te llamabas Marcos, ella se llamaba Pepa y a todo el mundo, y a mí en chiste, yo no pertenecía a ninguna de ellas, me pusieron Antoine, ellos me llamaban Antoine porque era amigo de ellos. Si yo… si a mí me llegaba agarrar alguna pesquisa militar y se enteraban de que me llamaban Antoine, desaparecía, nada más que por eso, y si me preguntaban quién te puso Antoine y yo decía ‘ah, mi amigo Marcos y Leonor’ que eran los nombres verdaderos de ellos, pero yo no sabía cuál era el nombre de guerra de ellos porque si lo llegaba a saber ellos corrían el riesgo de que a mí me aprieten y saltaran ellos y los buscaran a ellos, entonces, era todo muy muy callado. El tema de “La noche de los lápices” muestra un 10% de la batalla infernal que había en esa época, ibas a la facultad a las diez de la mañana tomaban la facultad y se armaba un tiroteo de balas de goma, de gases lacrimógenos y nosotros nos quedábamos bajo las mesas de dibujos, así atrincherados para que no nos peguen las balas de goma, o taparnos los ojos o prendiendo fuego una goma para contrarrestar el gas lacrimógeno y poder respirar, y así te quedabas hasta las diez de la noche o hasta las tres de la mañana, cuando realmente se abría la valla de la policía y había terminado el conflicto. Y atrás nuestro tenías barricadas en todas las callecitas que había dentro de la facultad, barricadas con la gente que pertenecía a la facultad o que pertenecía a algunos de esos grupos que no sabías de qué era, y yo tenía 17 años ya estaba en primer año en la facultad y a los 17 años tenía que comerme todos esos despelotes, a los 18 años, segundo año en la facultad, ya estaba con mucha más experiencia y me tenía que comer todo ese despelote.
Cazenave, el del medio parado, en su casa de Adrogué, Buenos Aires. Su amigo
Marcos Miguens hoy desaparecido, sentado a la derecha, mirando hacia abajo. 1974.
Yo entré en el ‘74 y en el ‘75 fue “La noche de los lápices” y yo dije: esto es muy infernal, muy fuerte, acá no se puede estudiar. Si me quieren preguntar por qué, cómo me salvé y por qué muchos de mis compañeros desaparecieron y yo no, ¿saben por qué? Porque yo me dedicaba a hacer deporte también, o sea, yo desde los 8 años de edad pertenecía a un club e iba creciendo deportivamente,  a los 18 años me dijeron ‘entrénate que vas a llegar a primera división pero entrénate mucho y no faltes nunca al entrenamiento’ y yo tenía martes, jueves, y sábados entrenamiento y partidos y no faltaba nunca porque si faltaba no ganaba mi puesto en el club en el equipo. Entonces, los muchachos me decían: “no, quédate que hay guerrillas, que hay despelotes, que hay manifestaciones” , “sí muchachos pero yo a las nueve tengo que andar corriendo en la cancha” y me iba antes para a las nueve estar en mi club, con pantalones cortos en pleno invierno a correr, porque yo quería seguir jugando al deporte que a mí me gustaba y eso en sí, me salvó, porque yo coincidía con mucha de las ideas de mis compañeros pero primero para mi estaba la facultad y el deporte .

¿Cómo definirías esas ideas profe, cuando vos decís que coincidías con esas ideas?

Porque muchas de las ideas que ellos tenían eran pro nacionalistas a favor de muchas cosas que hoy ya están ganadas a nivel nacional, entiendes, después de 30 años de democracia, después de Alfonsín  hacia adelante hay muchas cosas que ya se ganaron a favor, en aquella época, pleno gobierno militar y en el despelote que hubo de transición entre que vino Perón vino Isabelita y después en el 76 cayó Videla de vuelta, era muy difícil todo. O sea, ir con el pelo largo por la calle ya era sospechoso de ser guerrillero, juntarte y cantar una canción ya era sospechoso de algo. Si no tenías tu documento de identidad encima ya era sospechoso y te mandaban a guardar, la policía y el ejército tenían por día que capturar cierta cantidad de gente, no importa quiénes fueran pero tenían que cumplir con un mandato, decían: “Bueno, los viernes tiene que haber 200 tipos en cana. No se, traélos de donde sea”, entonces habían muchas cosas que nosotros éramos tan inocentes que no teníamos ni idea del gobierno paramilitar que había y el desfasaje. Pero todo el nacionalismo argentino que tenían los jóvenes que querían que la argentina saliera adelante, querían un nacionalismo que había nacido en distinto estratos sociales de muy alta sociedad pero estaban cansados de la manipulación política, cansados de la manipulación militar, entonces eran montones de gente que dijeron nos cansamos, vamos hacer un país más nacionalista y con más participación democrática de todos y eso era imposible. Toda la democracia que ustedes ven hoy en aquella época era imposible entienden, entonces siempre había… el boleto estudiantil que era una pavada había cosas mucho más importantes para protestar y que realmente vos decías no, y levantabas la bandera o decíamos queremos votación, queremos esto, queremos ser libres queremos pin pin pin. Montones de cosas que hoy ya están ganadas en el quehacer social de la gente, entienden.

¿Y qué recordás puntualmente de “La noche de los lápices”, de ese día?

Lo que me acuerdo es que yo no tuve participación, o sea, yo me salvé porque nosotros terminamos la facultad ese día antes porque había una manifestación… y bueno, el que se podía rajar se rajaba o te quedabas y corrías el riesgo de que te caguen a tiros o entrés en cana o bueno… Entonces, “La noche de los lápices” fue mucho más tarde de lo que nosotros salimos, salimos antes de la facultad, o sea, nosotros a las cinco ya estábamos yéndonos de la facultad y la protesta y la toma de la escuela, del Colegio Nacional, fue de noche, como a las nueve de la noche. Al día siguiente llegué y me dijeron “no sabés el despelote que hubo ayer”, “¿en dónde?”, “acá al lado en el Colegio Nacional”, “¿Qué hicieron los gurises de secundaria?”, “hicieron tal y tal cosa”, “ah, mirá, otra vez”. No le dimos ni importancia porque todos los días sucedía algo parecido, después era la Facultad de Bellas Artes, después era la Facultad de Arquitectura, después era la Facultad de Derecho, siempre había un bolonqui o un despelote en algún lugar distinto, ¿entienden?

¡¿Las personas que quedaban presas… se quedaban o que?!

La gran mayoría de las personas que quedaban presas, si iban los padres de los menores de edad, si iban los padres los sacaban, iban los padres y decían está mi hijo preso en tal lugar, pero sabían en qué comisaria estaba o en qué dependencia estaba.
¿Y tenían que pagar algo?
 No, no, pero te dejaban seguro una semana adentro o un fin de semana adentro porque a lo mucho que hacían era capturar gente los viernes y hasta el lunes no salía nadie.
¿Y dependía de la clase social a la que pertenecían?
Dependía… no de la clase social, eran todos iguales. Sí, no había, no estaba tan diferenciado en la lucha social, la gente bien… porque la gente de clase alta estaba más comprometida en la lucha guerrillera que la gente común, la gente común los apoyaba porque la lucha era a favor del pueblo, pero los cabecillas que pensaban, que organizaban, era toda gente…, hijos de gente de mucho dinero y de clase social muy alta. Yo te puedo asegurar que mis compañeros eran todos de Mar de Plata y la familia de Mar de Plata de ellos eran familias muy pudientes, y los hijos dijeron no nos bancamos más este tipo de manipulación política, entonces entraron a salir y entonces todo el pueblo los apoyó porque el pueblo decía… era una ayuda popular sana, entienden. Porque la gente estaba pasándola mal, entonces era la manera de decir esta es una lucha popular a favor del pueblo, después  cuando el tema se armó de mucha violencia, de tiroteo de un bando a otro ya la gente le quitó el apoyo, la gente ya cuando vio que la guerra era a mansalva, eh, ya en el 76, 77, 78 en adelante, la gente ya empezó a quitarle el apoyo ¿Por qué? Porque era una guerra que ya se sabía quién iba a ganar: las fuerzas armadas, y era a mansalva, caía quien caía, ¡entienden! tuvieras o no tuvieras participación, caías, primeros caías y después preguntaban.
Amigos de Cazenave en su casa un domingo en Adrogué, Buenos Aires.
Marcos Miguens hoy desaparecido, parado, el flaco más alto, polera negra.

¿Cómo fue el impacto en su vida después de lo ocurrido, después de todo lo que vivió en esa época?

Y… muy fuerte, muy fuerte, porque yo viví dos cambio de gobierno muy importantes, la época  de La Plata, la viví en la universidad de La Plata que fue el gobierno militar de Lanusse hasta cuando vino Cámpora, Perón e Isabelita, en tres años se armó una batahola en el país muy muy fuerte, porque los grupos comando guerrilleros tenían más fuerzas que el propio Perón presidente. Perón los hecha de la plaza, de la Plaza de Mayo cuando dice: esos estúpidos imberbes y se van y se van de la plaza, se van Montoneros y el ERP, y dejaron la mitad de la plaza libre y eso era la fuerza militar de la calle, Perón tenía poder por los sindicatos, y los sindicatos no tenían el poder que tenían Montoneros y el ERP, y ahí estaba el verdadero poder. Entonces, yo me había salvado de la Universidad de La Plata, me cambié a Arquitectura a la Universidad de Buenos Aires, y cuando estaba estudiando Arquitectura, puff, viene el golpe de Videla y ahí te puedo asegurar que fue de lo peor. A los dos años de estudiar Arquitectura y yo veía que la gente desaparecía y los mismos compañeros desaparecían... A uno le salve la vida un día porque no tenía nada que ver, se lo estaban llevando y yo le dije no, “no, no se lo lleven, pará, pará que éste es amigo mío y no tiene nada que ver, el pibe estudia, estudia” pero justo ese día no sé, levantó la mano protestando por algo y ya se lo llevaban,  en la Facultad de Arquitectura de Buenos Aires y le salvé la vida, le dije: “no, vení, vení conmigo, vamos a hablar con el profesor y el director”. Y así llegó un momento que dije no quiero estudiar más, me llamaron y me dijeron “¿no querés irte a Concordia a trabajar?”, “¿a dónde?”, “y, están construyendo una represa, ¿querés trabajar de chofer?”, “Si, me voy”, porque era insoportable vivir en la ciudad de Buenos Aires o en la gran provincia de Buenos Aires y ver como caía gente, como caía gente  muerta, entendés, o por un lado o por el otro pero era una batalla y vos todos los días escuchabas: “che murieron 6 allá, che 8 por acá o 30, pusieron la bomba por allá, de los dos lados era una guerra de guerrillas de la cuidad que llegó un momento que vos o perdías un amigo o no podías ir a ver a tu novia o no podías hacer esto o tenías la vida limitada según por donde anduvieras. Había una ley que a las diez de la noche todos los semáforos son verdes ¿sabés lo que es eso en provincia de Buenos Aires? Todos los semáforos, de todas las avenidas son verdes, no parés en ningún semáforo porque te hacían una cuchilla con dos autos, te robaban el auto, te agarraban a tiros y a tu auto lo usaban para otro operativo, de un lado o del otro, entonces había otras leyes, otras reglas de supervivencia que me marcaron para siempre.

O sea ¿usted nunca tuvo un daño físico?

No, me salve por suerte de todos los tiroteos que tuve, me salvé porque o estaba debajo de la mesa o salí corriendo para que no me peguen.

¿Y cuánta gente conocida o querida perdió?

Y… ya te digo, del grupo de los doce que vivíamos, de Mar de Plata seis desaparecieron seguidos, los dos hermanos Monyó, Marcos y otros dos  amigos míos que no me  puedo acordar el apellido ahora.

¿Y hasta ahora no se supo nada de ellos?

Nunca, nunca supe nada de ellos. Yo le pregunte a Leonor los otros días, cuando vos me preguntaste si quería comentar algo o si quería recordar algo que ustedes me habían pedido y ella después de que le insistí dos o tres veces por Facebook me dijo: no, no me animo, no quiero hablar más del tema. Ahora a fin de año va a venir otro amigo Pablo, que gracias a su actividad se tuvo que ir a San Pablo, Brasil y nunca más pudo volver. En la época de Alfonsín inclusive el vino, saludó a su familia y se tuvo que ir porque estaba muy muy marcado por las Fuerzas Armadas y lo estaban buscando como para decir “no te la perdonamos nunca más” y ahora por Facebook lo volví a encontrar y me dice que sí, que todos los veranos él vuelve a Mar de plata a visitar a su familia y bueno… ese es otro de mis amigos que se salvó pero porque se fue a vivir a San Pablo. Y montones de amigos míos se fueron a vivir a Suecia, a Europa, a México porque era la única manera de salvarse.

¿Tuvo algún familiar, primo… ?

No, no, familiares no tuve ninguno…  Sí, sí, como que no, tuve un primo hermano, sí, Julio Asqueta. Cuando yo estaba en la Facultad Arquitectura  me lo cruzo cerca de la cancha de Vélez Sarsfield en Buenos Aires y me dice “vení, vení  a mi departamento”, me llevó a su departamento que era en Caballito, no, poco más allá al oeste y yo nunca lo había visto… “¡hola, cómo te va Julio!” Hacía como diez años que no lo veía y él andaba con un sobretodo negro hasta el piso, típico de gente que se esconde todo el tiempo, pero era mi primo y yo andaba en la facultad y en todo… me llevó a su departamento y cuando llegó a su departamento abrió así el ropero y tenía un arma 45 y dos metralletas más  y un rifle, él estaba muy metido en la guerrilla en una organización armada muy fuerte y yo no. Le dije: “me alegro mucho de verte, todo bien, me tengo que ir a la facultad”, me dice: “bueno, vivo acá, vení a visitarme cuando quieras” yo: “¡sí!” Y yo dije: nunca más lo vuelvo a ver.

¿Trató de que se una a su organización?

No, él no, en otras oportunidades en la facultad de La Plata éramos tan pendejos que… ¿saben lo que hacían? Discúlpenme si lo que les voy a contar no les va a gustar, repartían mucha marihuana, en todas las reuniones, así de la escuela o de la facultad a los chicos que estaban, ¡los mismos estudiantes! Claro los estudiantes de los terceros o cuartos años venían y decían “¿Quién quiere fumar?”, y repartían a todo el mundo y prendían un faso y se ponían a fumar, se hacían unas fumatas infernales pero después de la media hora o una hora que estaba todo el mundo ¡eh, qué divertido! Te empezaban a llenar la cabeza pin pin pin pin pin pin y así, así obtuvieron carne de cañón muy barata, y eso es lo que yo les critico, de que usaron muchos chiquilines que no tenían nada que ver y los usaron, invitándolos. Claro no solo los drogaban, vos cuando compartís una droga con alguien ya SOS cómplices de alguna manera, entonces te presionaban con eso, “cállate la boca porque vos ya estás perdido” y los pendejos no entendían nada, con tal de que les den un faso chochos de la vida, ¿entendés?. Y yo vi toda esa situación, yo como me dedicaba  al deporte ya te digo primero, no fumaba, me cuidaba y cuando veía como manipulaban montones de gente, eran 200, 300 pibes, que estaban fumando todo gratis, decía “no loco, esto yo no me lo banco discúlpenme, yo me voy”, y eso fue un poco, el principio de la captación de tanto chicos. Y en secundaria también sabíamos que la fumata era muy popular y te estoy hablando del año ‘74 no del 2015, como ahora que vos decís “ahí están fumando en la esquina y nadie les dice nada”, y en aquella época era totalmente peligroso y totalmente clandestino prender o estar fumando un cigarrillo de marihuana en un departamento o en una casa.
Cazenave, arrodillado, sweater oscuro, libro en mano derecha. Marcos Miguens,
desaparecido, parado a la derecha, polera oscura, mano izquierda en el bolsillo.
Viene una amiga mía de Inglaterra y trae la ópera Evita inglesa, la ópera Evita de Lloyd Webber que fue quien la escribió e hicieron el disco todo en inglés, y abrías la tapa y tenía todas las letras de las canciones en inglés, poníamos el disco y si lo poníamos fuerte y nos poníamos a cantar en inglés la ópera Evita que lo único que decía en castellano era, decía: “santa, santa Evita madre de todos los niños de los descamisados, de los descamisados” y todo lo demás era en inglés, hicieron una ópera inglesa que dieron en Londres y que fue el boom del mundo. Nosotros si nos poníamos a cantar los vecinos oían y llamaban por teléfono y te mandaban la cana. Y nos pasó un día de poner un poquito más fuerte en la casa de esta amiga mía que había venido de Inglaterra y empezamos a huir, salimos por la ventana y empezamos a oír llegar los patrulleros y nos rajábamos, nos rajamos con el disco bajo el brazo porque nos hacían boleta.

¿Pero por qué?

Porque estábamos escuchando un disco prohibido por la dictadura, el disco estaba prohibido por la dictadura como 200 discos más, pero estaba en inglés. Nosotros como habíamos ido a un colegio inglés, leíamos toda la letra, sabíamos y la cantábamos, entendés, nos decíamos “que lindo que estaba esto”, pero ya por ese simple hecho te mandaban la cana los propios vecinos con tal de denunciar, “acá al lado hay unos guerrilleros cantando algo prohibido”, ¡entendés lo que és! Entonces, vivíamos en un nivel de paranoia tan, tan, tan fuerte que era muy difícil subsistir... A mí me dijeron: ¿no querés ir a trabajar a Concordia? Si, sabés que era como decir me salvo por un tiempo  de todo este despelote.
Curso: 6to “B”  -  Docente: Lic. Liliana Rueda -  Espacio curricular: “Opinión pública y medios de comunicación” – “Teorías de la comunicación II”  -  Fecha: julio 2015

Entrevistadores: Florencia ACUÑA, Lucrecia BALLEJO, Soledad BENÍTEZ, Ayelén FRANCO, Luciano GONZÁLEZ, Sebastián LÓPES GAITÁN, Belén LÓPEZ, Emily LÓPEZ, Nicolás MAQUIA, Giorgina MARGARITINI, Luciana MATTIASSI, Luciana RAMÍREZ, Romina RAMÍREZ, Eliana REYNOSO, Antonella ROJAS, Andrea TECHEIRA, Vanesa TORRES, Jésica VILLAGRA. DESGRABACIÓN Y EDICIÓN: Eliana REYNOSO. 
ESCUELA SECUNDARIA N°25 "GRAL. SAN MARTÍN" - CONCORDIA - ENTRE RÍOS - ARGENTINA.

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